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9,00 euros
Otoño #10 + un laberinto infinito
[button link=»https://la-ale.com/revistalaleche/donde-comprar» color=»#ED0992″ size=»medium» target=»_blank» style=»standard»]LIBRERÍAS[/button] [divider style=»dashed» align=»center» color=»#ffcd57» opacity=»0.90″ width=»» pull=»» padding_top=»0px» padding_bottom=»10px»] [lightbox_gallery columns=»3″ size=»» hover_zoom=»yes»] [image src=»https://la-ale.com/revistalaleche/wp-content/uploads/10-1.jpg» alt=»Revista Infantil ¡La leche!»] [image src=»https://la-ale.com/revistalaleche/wp-content/uploads/10-2.jpg» alt=»Revista Infantil ¡La leche!»] [image src=»https://la-ale.com/revistalaleche/wp-content/uploads/10-3.jpg» alt=»Revista Infantil ¡La leche!»] [image src=»https://la-ale.com/revistalaleche/wp-content/uploads/10-4.jpg» alt=»Revista Infantil ¡La leche!»] [image src=»https://la-ale.com/revistalaleche/wp-content/uploads/10-5.jpg» alt=»Revista Infantil ¡La leche!»] [image src=»https://la-ale.com/revistalaleche/wp-content/uploads/10-6.jpg» alt=»Revista Infantil ¡La leche!»] [/lightbox_gallery] [divider style=»dashed» align=»center» color=»#807A0F» opacity=»0.90″ width=»» pull=»» padding_top=»0px» padding_bottom=»60px»] [/column] [/columns_row]En el décimo número de ¡La leche! encontrarás: un intruso sin plumas, la mar que reclama, ciertas realidades invisibles, patatas fritas y cocidas, personas que comían a dos manos, razones para saborear el mundo, deliciosas ancas de rana, un capricho chocolateado, el camino de granitos de arroz que une la India con Japón, callejones con mil sabores, el maravilloso pero infravalorado paisaje que ves desde tu ventana, la salida de un laberinto sin salida, extraños insectos que cambian de piel, una guerra que acabó con estrictas prohibiciones, una niña que creció protegiendo a su hermano mayor, niñas que estudian allí donde las niñas no estudian, unos padres muy valientes, calzoncillos de camuflaje y flechas explosivas, una pizca de tomillo y sal, un peine por micrófono, la mejor casa rodante, algo llamado Vieja Musicales y… un cuento que podrás contar una y otra y otra y otra vez.
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Y cuando se te hayan congelado los pies y te apetezca tomar sopa caliente…
